Cultura del Vino.
Un poco de historia
La vid está en el mundo desde hace mucho tiempo antes, empezamos por los fenicios. Fueron ellos los que introdujeron el vino en las costas mediterráneas y sur de España, desde la desembocadura del Guadiana hasta el Júcar, desde el Puerto de Santa María hasta Denia. La ciudad de Gadir -Cádiz- fue fundada por los fenicios sobre el año 1.100 a.C. Y allí se encuentra uno de los lagares más antiguos en la colonia del Castillo de Doña Blanca. Estuvo en funcionamiento hasta el siglo 8 a.C. Así empezaron la fama de los vinos de Hispania. De hecho, en la colina Testaccio en Roma hay pruebas de ello, de las millones de ánforas, la gran mayoría lleva insignias de vinos gaditanos.
Luego llegaron los griegos, quienes llevaron la vid y el vino a costas catalanas (Emporion/Ampurias) y levantinas (Saguntum), y los romanos con su gran expansión a través de las buenas comunicaciones de la vía Augusta que comunicaba Roma con Cádiz y otros puertos: Coruña, Málaga, Cartagena, Tarragona. Los proveedores más importantes de vino a Roma eran: zona sur y al norte Levante y Tarragona.
Pasamos luego a una nueva era: el cristinanismo. Destierran a Dionisios y Baco por el valor simbólico del vino como sangre de Cristo. Siglos más tarde, la conquista árabe en 711 paralizó el desarrollo de la producción de vino. Pero su actitud frente al vino era un poco ambigua. Por una parte las leyes coránicas lo rechazaban (consumo, venta y embriaguez) pero tenían otras prácticas más permitidas o toleradas. El Califato de Córdoba no llegó a prohibirlo pero sí reclamaba discreción respecto al vino. Y así fue como plantar vides se convirtió en un acto de rebeldía y la viticultura se expandió por otras zonas de España. Y así hasta la Reconquista. Durante esto siglos existen dos aspectos que merece la pena destacar. La importancia del Camino de Santiago, por donde se introdujeron variedades de Europa y las abadías del cister y otras órdenes, fundamentales para para mantener los viñedos y la explotación directa de la tierra alrededor de la abadía.
Todos sabemos lo que ocurrió en 1492. La posibilidad de exportar vino español vio la luz con la conquista de territorios lejanos. Los misioneros y conquistadores españoles llevaron vides europeas a las nuevas tierras y Andalucía recupera su expansión. A la vez que el mercado inglés reconoce tanto en precio como en calidad a los vinos españoles.
A finales del XIX llega la filoxera a Francia. País que recurre a España para aprovisionarse de vino. Así surge el inicio del esplendor de zonas como Rioja, Navarra o Cataluña. Pero no solo fue importante porque vendían vino, sino porque los franceses transmitieron su cultura en cuanto a manejo de variedades, maquinaria, métodos de elaboración, utilización de barricas…Pero la plaga llegó a España, Málaga en 1878, Rioja en 1901…Este será el inicio de una mala época. Guerra Civil, II Guerra Mundial, abandono de las viñas…
En los años 30 surgen las primeras denominaciones de origen (Jerez, Málaga y Montilla), luego Rioja y Tarragona en los 40. En esa época nacen las cooperativas y empiezan las ventas con nombres genéricos como chablis español, cognac…y el redescubrimiento de Jerez. Mucho vino a granel. En 1961 nace SAVIN (Soc. An. Vinícola del Norte). En los años 70-80 empieza la modernización del sector que culmina con la entrada de España en la UE (1986) y las ayudas al sector para vinos de calidad. En los 90 la moda de plantar variedades foráneas y muchas cosas más. Hasta el siglo XXI, aún por escribir.